El ente móvil
Todas las substancias que pertenecen al mundo físico, sean terrestres o celestes, son móviles, aunque con distintas clases de movimiento, determinadas por la propia naturaleza de cada substancia. Las substancias celestes son compuestas y móviles, pero solamente con movimiento circular. Las del mundo terrestre tienen movimiento local, también generación y corrupción (Phys. VIII 4, 255a518).
Aristóteles provee una visión extremadamente amplia acerca del movimiento, aplicando conceptos de acto y potencia. Todo movimiento implica potencialidad. Es el tráfico, el pasaje de un ser en potencial a un ser en acción. “Es el acto de un ser en potencia mientras potencia.” (Met. XII 2, 1069b). No existe el movimiento mientras un ser está en potencia, ni cuando ya está en acción, pero solamente cuando se encuentra en el estado intermedio entre ambas las cosas.
El sujeto móvil encuéntrese en acto imperfecto cuando está entre la potencia (final a quo) y el acto a que tiene la tendencia (final ad quem). Es una mezcla de potencia y acto, pues el móvil se encuentra al mismo tiempo en acto en relación a la potencia parcialmente actualizada, y todavía en potencia en relación al final a que se da el orden, que es el acto perfecto.
Aristóteles presenta un concepto finalista y teológico acerca del movimiento. Todos los seres se mueven naturalmente para su fin, que es su propia perfección. Así, los movimientos son diversificados y especificados en razón del acto o fin a que tienden. Existen mutaciones substanciales, en las cuales no se da el movimiento, porque son instantáneas, aunque ocurran en ellas cambios de ser, pasando de una forma a otra.
Hay cambios accidentales, sucesivos, en los cuales ocurre el movimiento, y se diversifican acorde a su final ad quem: a) el sitio (movimiento local); b) la cantidad (movimiento cuantitativo, que implica aumento, o disminución); c) la calidad (movimiento cualitativo, donde se pierde o adquiere alguna calidad). (Phys. IV, 4 209b27).
Además, Aristóteles también considera la relación entre el movimiento y el espacio. Según él, el espacio es el límite del cuerpo circundante, es decir, el lugar más cercano ocupado por el cuerpo que rodea al cuerpo en movimiento. Este concepto de espacio es importante para entender el movimiento, ya que define el lugar donde puede ocurrir el movimiento.
El lugar
Es definido como el “primero final inmóvil del cuerpo alrededor.” (Phys. 4, 212 a20).
Es distinto y separable de los cuerpos. No es mayor ni menor, pero si igual a la superficie de los cuerpos locales. Es el final del movimiento local (Phys. IV 4, 209b27). De la existencia de un cuerpo en un lugar, resulta en él el accidente donde el Universo, que es finito, y que afuera de él solo existe el vacío, no se encuentra en ningún lugar.
En esa noción de lugar está implícito un concepto que supone que la existencia de un Universo cerrado y “lleno”, donde no existe el “vacío”. El mundo terrestre está lleno de los cuatro elementos, y el celestial de éter (Phys. IV 7, 214a2855).
En el vacío no habría lugar ni siquiera para el movimiento local. Todos los cuerpos están como si envueltos en los elementos (tierra, aire, agua y fuego), la superficie más interna del cuerpo alrededor invuelve exactamente el cuerpo situado semejante a una costra adyacente.
El tiempo
Del movimiento resulta el tiempo, el cual Aristóteles define: “el tiempo es la medida del movimiento, según el anterior y el posterior”. (Phys. IV 11, 21 b1-2; 220 a24-25) Sin el movimiento no puede existir el tiempo. Pero ambos son distintos, realmente porque el segundo agrega al primero la intervención de una inteligencia capaz de mensurar y comparar las distintas posiciones del móvil según el “antes” y el “después”. [A eso es que responde la frase escolástica: “Si non esset anima, non esset tempus”.]
El tiempo es eterno y continuo, así como el movimiento, en el cual tiene su fundación y de su realidad depende. Así que, a un movimiento real responde un tiempo real; a un movimiento ideal o imaginario, responde un tiempo ideal o imaginario. Existen tantos tiempos cuantos movimientos e inteligencias que los puedan comparar o mensurar. Pero todos pueden ser reducidos, relativamente, al movimiento general de los cielos. Tanto el Universo como los cuerpos contenidos en él son limitados y finitos. Es imposible la existencia de un cuerpo infinito (Phys. V 204 a 34).
Por último, es importante mencionar que Aristóteles también considera la relación entre el movimiento y la fuerza. Según él, la fuerza es la causa del movimiento y puede ser interna o externa. La fuerza interna es la que proviene del propio cuerpo en movimiento, como el deseo o la voluntad en los seres vivos. La fuerza externa es la que proviene de otro cuerpo, como el viento que mueve las hojas de un árbol. Este concepto de fuerza es fundamental para entender el movimiento, ya que sin fuerza no puede haber movimiento.